La Puerta de la Meditación.
El entrenamiento de la mente nos puede llevar a fluir rápidamente, ya que meditar es ejercitar nuestros músculos del cerebro.
Hay muchos tipos de meditación, pero el factor común de todas ellas es el objetivo: serenar nuestra mente, observar pensamientos y emociones, concentrar nuestra atención en un único objeto de meditación.
La práctica básica supone sentarse con la espalda recta y concentrarnos en la respiración. Lo puede hacer cualquier persona y los resultados son inmediatos desde la primera sesión. Al fijar nuestra atención sólo en el aire que entra y sale por nuestras fosas nasales, logramos frenar el torrente de pensamientos y aclaramos nuestro horizonte mental.
Para enseñar a nuestra mente a fluir con facilidad con facilidad, la práctica de la meditación es un método excelente, el antídoto a llevar el celular en el bolsillo con todo tipo de notificaciones activadas.
Uno de los fallos más habituales al empezar a meditar es obsesionarse con hacerlo "bien", con dejar la mente en blanco o llegar al nirvana, cuando lo importante es centrarse en el viaje.
Dado que la mente es un batiburrillo constante de pensamientos, ideas y emociones, sólo con que logremos detener la centrifugadora unos segundos, notaremos un descanso inmediato y una nueva claridad.
Una de las cosas que aprendemos al meditar es a no inquietarnos por nada de lo que pase por nuestra pantalla mental. Aunque acuda a nuestra conciencia la idea de matar a nuestro jefe, simplemente lo etiquetamos como "pensamiento" y lo dejamos pasar como una nube, sin juzgarlo ni rechazarlo. Es un pensamiento nada mas. Uno entre los 60.000 diarios que han calculado los expertos.
La meditación genera ondas alfas y theta en el cerebro. Estas, en alguien experimentado como meditador, aparecen enseguida, mientras que en un principiante tal vez tarde media hora. Estas ondas de la relajación son las mismas que se activan antes de dormir, al descansar acostados al sol o justo después de tomar un baño caliente.
Por lo tanto, todos llevamos un balneario en nuestra mente que es capaz de darnos vacaciones instantáneas. Se trata solo de saber entrar en él, algo que todo el mundo, a través de la práctica, puede hacer.